martes, 10 de noviembre de 2015

Ética y comunicación, esa extraña pareja.



La ética entendida desde un punto de vista “clásico” es uno de los factores que intervienen en las relaciones humanas, y por ende en la comunicación.

Partiendo de esta base los medios de comunicación deberían actuar con objetividad en el momento de informar. Este es un aspecto esencial ya que la sociedad tiene derecho a conocer que es lo que sucede en su entorno más o menos inmediato y utiliza dicha información para configurar la realidad y formarse una opinión respecto a ella.

En los medios de comunicación masivos (televisión, radio, prensa, internet) es básico que exista una ética profesional muy profunda, aunque huelga decir que hoy en día se encuentra excesivamente olvidada en muchos casos. Esto debería ser así ya que son responsables de moldear la opinión de grandes masas sociales, ejerciendo mucha influencia sobre la visión que tiene el público sobre los más diversos temas.

Además, ellos regulan y son garantía a su vez de aspectos como la libertad de expresión, los límites de la privacidad, etcétera pero en la búsqueda obsesiva de audiencia suelen perder la que debería ser su función, informar éticamente.

En el periodismo existe el Código de Ético , que no es más que un seguido de normas que regulan la manera en que los profesionales del sector deben actuar para llegar a la verdad: cómo llevar a cabo una investigación, cómo buscar sus fuentes e informadores y cómo relacionarse con ellas. También os digo que si lo ojeáis rápidamente veréis como os resulta incluso cómico dado el estado actual de los medios.

Existen lógicamente las prohibiciones, el plagio, el invento de historias, sobornar a las fuentes, injuriar, calumniar, emitir juicios exagerados, aprovechar el poder que se tiene para desinformar con meros fines personales o por encargo, etc.

En resumidas cuentas, lo que un buen periodista debe hacer para llegar a ser un profesional de excelencia es ser veraz e imparcial.

Sin embargo, todas estas normas éticas han sido y son infringidas desde hace tiempo con tremenda asiduidad aunque por fortuna, en la actualidad se está tomando cada vez más conciencia de ello.

En este sentido la sociedad empieza a darse cuenta de que en la mayoría de los casos desconoce quiénes son los dueños de los medios de comunicación y al descubrirlo se resulta que dichas personas poseen empresas que están vinculadas con los poderes del estado. En ese momento es cuando empiezan a entender porque estos medios dan una información sesgada.

Un ejemplo sería cuando vemos cómo en los medios de comunicación se le da énfasis a informar sobre noticias que no son las más relevantes para el país y su gente, como es el caso de la independencia por imposición del gobierno, la telerrealidad, los escándalos de los famosos, o cuando se muestran imágenes impactantes, únicamente para aumentar la audiencia.

Cuando la sociedad empieza a captar esta manipulación es sin duda porque hace mucho tiempo que se han pasado y pisoteado todos los límites de la ética comunicativa.

En la actualidad vivimos en una sociedad sobre informada, ultra conectada y hiper dependiente, pero esto desde mi punto de vista ha creado una paradoja muy al estilo de Huxley y su libro “Un mundo feliz“. Tenemos tantísima información que no somos capaces de prestarle atención en profundidad, es tremendamente difícil saber el grado de veracidad y como suele decirse coloquialmente “las noticias vuelan”.
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Un ejemplo sencillo de esto es el 11 de septiembre. Mucha gente salió a la calle pero el reto consiste en encontrar algún medio que cite la misma cantidad de personas que asistieron a la manifestación. ¿Casualidad? ¿Falta de ética? ¿Subvencionalísmo?
Para mi esto es un demostración sencilla, como muchas otras que se os puedan venir a la cabeza que demuestran, el nivel poco ético actual, el alto grado de manipulación de la información que consumimos y de la importancia real que tiene la información.

¿Creéis que si la información no fuera importante la manipularían y la sesgarían tan habitualmente?
Yo creo que no y es el deber de todos nosotros dentro de nuestras posibilidades, luchar contra la falta de ética de la comunicación y exigir su preservación en los medios de comunicación.

Alexis Garrido Fermosel

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