Se acercan nuevas elecciones y la gente
sigue pensado que los políticos son corruptos e inútiles, que no se
salva ni uno. Pero también deberíamos tener en cuenta que los políticos
son un fiel reflejo de la sociedad actual y que el corrupto, el corruptor, el que lo consiente y el que les vota, tienen todos parte de culpa.
Y ya es hora, por qué no, de cuestionar las capacidades de nuestros líderes políticos.
¿Dónde está el líder que todos necesitamos?
En este aspecto todos los partidos políticos y sus líderes después de esta legislatura precoz,
se lo tienen que hacer mirar. En las últimas semanas hemos vuelto a ver
“mucho señalar con el dedo”, pero a muy pocos entonar el más mínimo mea culpa sincero
para aceptar su fracaso negociador, sus nefastos liderazgos y sus
manifiestas carencias de conocimientos y valores democráticos. La población tiene la sensación de estar viendo una pelea de patio de colegio y eso daña fuertemente la democracia.
Tras la clase del profesor Xavier Marín,
pensé y analicé con el material que nos había facilitado, si teníamos
alguno que tuviera las virtudes de un buen líder, en mi caso de
izquierdas, o al menos no tuviera virtudes de los liderazgos de
derechas. Y cuál fue mi sorpresa, en la política española no fui capaz
de detectar ninguno.
Cuando se justifican con manidos “y tú más” o el nuevo “es un ataque personal”, lo único que ponen de manifiesto es el poco interés que tienen por acabar con esta forma miserable y despreciable de hacer política.
Esto muchas veces viene impostado por la mediocridad de la gente que
integran las cúpulas de los partidos y las pocas capacidades reales que
tienen.
La política no está exenta de los liderazgos negativos,
no olvidemos que está cuantificado que entre un 20-30% de los altos
directivos tienen tendencias psicopáticas o antisociales y debemos sumar
a ese porcentaje otro enorme grupo de personas mediocre que medra en el
sistema. De nuevo observamos gente y colectivos que están en política
no por el bien común, sino por el mero hecho de la atracción hacía el
poder.
La gente espera y desea una prueba de que esto no es cierto. La gente quiere creer en los políticos,
tiene necesidad de ello. La otra alternativa a la clase política no la
quiere nadie. Sin embargo, esa prueba no aparece. Las viejas y nuevas
formaciones son máquinas destructoras de esperanzas. Es fácil vender
ideas y sueños, el problema es realizarlos. Esto es otra demostración
más de que los valores de un buen líder de izquierdas no están en alza
por estos lares.
El líder político que abra las ventanas de par en par y deje entrar el aire fresco que limpie la inmundicia ética de muchos de los nuevos y viejos políticos de este país, será el líder que necesita nuestra sociedad, por encima de partidos y personalismos.
La pregunta es ¿A qué esperan?
No esperan nada, simplemente no tenemos buenos líderes. Muchos solo
buscan poder, notoriedad, autoridad y eso, compañeros, no son virtudes
de un buen político y aún menos virtudes de un líder de izquierdas.Como reflexión final quiero decir que en el mundo sí existen líderes coherentes con su mensaje, éticos y honestos, que promueven con su estilo de vida su ideología. Por eso nunca perdamos la esperanza y tengamos clara una cosa, si tuviéramos líderes de nivel estas nuevas elecciones no se producirían.
“No, el poder no cambia a las personas, solo revelan quien realmente son.” José Mujica.
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